En este breve video viajaremos a la primera mitad del siglo XX para conocer con más detalle la historia de este emblemático lugar.
Voramar nació en 1930… Desde entonces hasta ahora ha sido testigo de muchos acontecimientos.
De casa de baños a restaurante, de restaurante a Hotel, hospital militar, escenario de películas.
Hoy sigue adaptándose al momento, cambiando, mejorando, y escribiendo su historia, de la que ahora, cada uno de nosotros, formamos parte.
Joaquín Coloma Grau, ingeniero encargado de las obras de construcción del Ferrocarril del Norte, decide edificar una villa en la que su esposa pueda descansar mientras duren las obras.
La villa se llamó Villa Pilar, ya que se construyó con las 15.000 pesetas de dote que Dª Pilar Forts Mas había aportado al matrimonio.
Juan Pallarés Picón
Juan Pallarés Picón, empresario de artes gráficas, había discutido con otros veraneantes la conveniencia de crear un club social en el que pudiera reunirse.
Como no llegaron a ponerse de acuerdo decidió llevar la idea en solitario por lo que en 1929 presentó la solicitud de licencia para construir con carácter
permanente en la Playa de Las Villas de Benicasim, una casa de baños y un café-restaurant.
El éxito de la idea se demuestra viendo que en mayo de 1931 se solicitó la ampliación de la concesión a Juan Pallarés Picón para elevar, dentro de los terrenos de la
construcción, un hotel y construir una terraza avanzada hacia el mar.
Un año después, la jefatura de Obras Públicas concedió la autorización y en 1933 se inauguró el que con el correr del tiempo se ha convertido en el hotel decano de la provincia.
El estallido de la Guerra Civil el verano de 1936 provocó el abandono de las villas, por parte de sus propietarios, asustados por la gravedad de los acontecimientos.
Debido a las perfectas vías de comunicación y a las excelentes y sanas condiciones de clima y lugar, las autoridades militares incautaron todas las villas y alquilaron el hotel. En Mayo de 1937, se instaló un gran complejo hospitalario que atendería preferentemente a los efectivos de las Brigadas internacionales que resultaron heridos en la Batalla de Teruel.
Un año más tarde, la toma de Benicasim por los Nacionales hizo que el Voramar cambiase de manos pero no de utilidad, por lo que siguió siendo hospital militar hasta el fin de la contienda.
Durante la larga posguerra el Voramar se convirtió en residencia de Auxilio Social y posteriormente de la Sección Femenina. Mientras tanto Benicasim fue
recuperando poco a poco a sus habituales y en los años cincuenta era de nuevo un pujante centro de veraneo.
En ésta década la familia Pallarés recuperó de nuevo la gestión del hotel, haciéndose cargo de la misma Juan Pallarés Soldevilla, hijo del fundador
El final de los cincuenta y toda la década de los sesenta serán testigos de una de las mayores revoluciones sociales que tuvieron lugar el pasado siglo, el turismo de masas.
Benicasim dejó de ser un lugar de descanso casi exclusivo de valencianos y castellonenses para recibir un flujo creciente de extranjeros que visitaban España buscando su sol, sus playas y sus bajos precios…
Fueron unos años en que el turismo parecía el maná inagotable que iba a permitir un desarrollo imparable de toda la costa. Comenzó la construcción de
apartamentos, se crearon nuevos hoteles y los que existían ampliaron sus instalaciones.
Tras el fallecimiento de Juan Pallarés Soldevilla su hijo, Juan Pallarés Tena, imprimió a la dirección del hotel una fuerte iniciativa acorde con los nuevos
tiempos, decidiendo una ampliación de las instalaciones para hacer frente al aumento de la demanda.
Las obras se realizaron en un tiempo récord, ya que se cerró al finalizar la temporada de verano y el Junio siguiente los clientes habituales pudieron regresar como todos los años.
Durante esta época se produjo un cambio en el origen de los visitantes de Benicasim. El turista extranjero ha dado paso a un turismo mayoritariamente nacional y se ha estancado la construcción de hoteles ya que los veraneantes ocupan principalmente apartamentos propios o en régimen de alquiler.
El desarrollo urbanístico transformó completamente el paisaje tradicional, por lo que las fotos más antiguas de Benicasim resultan prácticamente irreconocibles.
Desde los años 90 del siglo pasado Benicàssim ha realizado un gran esfuerzo por mejorar su imagen turística. La creación del paseo marítimo, la mejora de las playas y la construcción de instalaciones deportivas son solo una pequeña muestra de los cambios que se han producido en el municipio para adecuarse a las demandas de nuestros visitantes.
La industria turística no puede quedarse atrás en la tarea de actualizar la oferta turística. Nuestros clientes demandan una atención de la máxima calidad y unas instalaciones modernas.
Rafael Pallarés Dols, actual director del Voramar, mantiene una política de mejora permanente renovando completamente sus instalaciones enfocadas hacia la sostenibilidad y la economía del bien común. Además el hotel posee la Certificación de Calidad para Empresas Turísticas.